Mejorar la función inmunológica implica adoptar una serie de estrategias basadas en la evidencia que integran la nutrición, el estilo de vida, y otros factores ambientales. La función inmunológica es esencial para la prevención y defensa contra infecciones y enfermedades. Es por ello por lo que el seguimiento de una dieta adecuada puede fortalecer esta función, mientras que las deficiencias nutricionales pueden comprometerla.
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Empecemos por el sistema inmunológico
Dentro del sistema inmunológico existen dos tipos de respuestas celulares; la innata y la adaptativa. La respuesta innata se caracteriza por ser primitiva y reactiva, es decir es nuestra primera línea de defensa para evitar la entrada de cualquier sustancia, microorganismo o material a nuestro cuerpo. Dentro de esta encontramos la piel, mucosas, las enzimas presentes en fluidos corporales y en la sangre, la microbiota, las células del sistema inmunológico y la acidez de los fluidos o pH. Por otra parte, la respuesta inmunitaria adaptativa caracterizada por ser más lenta pero efectiva. Es una inmunidad que vamos adquiriendo y adaptando a lo largo de nuestra vida en función de los estímulos que recibimos. Esta respuesta está mediada por linfocitos T, y en ella encontramos diversos subtipos de células, linfocitos T citotóxicos y los cooperadores.
Ambos tipos de inmunidad trabajan de manera coordinada y secuencial para lograr eliminar el supuesto agresor. Además, las citoquinas tienen un papel clave ya que actúan como mensajeras entre unas células y otras.
Relación entre la microbiota y el sistema inmunológico
La microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan tanto dentro del organismo como fuera del mismo. La mayoría de los microorganismos son importantes y cruciales para nuestra salud ya que están preparados para convivir con el ser humano y protegernos frente a la invasión de patógenos, que son los que se conocen como microorganismos comensales. Por otro lado, hay otros que no forman parte de nuestro ecosistema ya que nuestro sistema inmunológico los identifica como agresores y pueden generar enfermedades.
La microbiota desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la salud y en la configuración del sistema inmunitario. Una microbiota equilibrada promueve una fuerte respuesta inmunitaria al interactuar con las células inmunitarias e incluir en la función inmunológica. La alteración de la misma conocida como disbiosis puede comprometer la función inmunológica y aumentar con ello las infecciones y enfermedades. Existe una relación simbiótica entre el sistema inmunitario y la microbiota ya que este ayuda a regular su composición para mantener un equilibrio beneficioso en el intestino y un microbioma intestinal sano para un bienestar general óptimo.
Relación entre nutrición y el sistema inmunitario
La función inmunológica óptima depende de un sistema inmunitario sano el cual depende a su vez de una nutrición adecuada para proporcionar las fuentes de energía, macronutrientes y micronutrientes necesarios y favorecer así el desarrollo y mantenimiento de la respuesta inmunológica. Existe una interacción bidireccional entre la nutrición, la infección y la inmunidad en el que la nutrición deficiente puede comprometer la función inmunológica y aumentar el riesgo de infecciones y viceversa.
Hay una variedad de micronutrientes como las vitaminas A, C,D,E,B2,B6 y B12, ácido fólico, hierro, selenio y zinc que desempeñan un papel clave en la capacidad inmunológica.
Estrategias efectivas para mejorar la función inmunológica
Algunas de las estrategias básicas para mejorar la función inmunológica son el seguimiento de una dieta equilibrada para la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer. En este sentido, levar un estilo de vida saludable, que incluye una buena alimentación, no fumar, reducción del estrés y hacer ejercicio también son fundamentales para mantener un sistema inmunológico fuerte.
En primer lugar, una dieta equilibrada significa una dieta variada que incluya una gran cantidad y variedad de alimentos como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y proteínas magras. Por otra parte, es importante llevar a cabo un control para evitar déficits y excesos y mantener así la eficiencia del sistema inmunológico. Además, es esencial tener en cuenta la calidad de las grasas donde la mayoría de estas deben proceder de los pescados azules, frutos secos y aceites vegetales. Asimismo, el consumo de lácteos fermentados como yogur y kéfir pueden mejorar la respuesta inmunológica. Finalmente, llevar a cabo hábitos de higiene y precauciones médicas como la vacunación y la higiene personal resulta crucial para reducir la exposición a patógenos
Nutrientes clave para mejorar el sistema inmunológico
Por otra parte, es importante tener en cuenta una serie de nutrientes claves como;
- Vitaminas y sus funciones
- Vitamina C mejora la producción de interferón y ayuda a mantener las barreras naturales contra infecciones.
- Vitamina E fortalece la respuesta inmunológica, especialmente en personas con dietas deficientes.
- Vitamina A es esencial para la lucha contra infecciones y el mantenimiento de la integridad de las mucosas.
- Complejo B es importante para la producción de anticuerpos, y su deficiencia puede suprimir la respuesta inmunitaria.
- Minerales y sus funciones
- Hierro es crucial para la proliferación celular y la respuesta inmune. La deficiencia de hierro puede afectar negativamente la función inmunológica.
- Zinc es vital para el crecimiento y la función de las células inmunitarias.
- Papel de los probióticos en la inmunidad
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en las cantidades correctas, proporcionan beneficios a la salud del huésped, principalmente mejorando la salud gastrointestinal y el sistema inmunológico. Los probióticos pueden prevenir infecciones y mejorar la resistencia a enfermedades en diversos contextos.
En resumen, mantener una función inmunológica robusta es fundamental para prevenir infecciones y enfermedades crónicas. Adoptar una dieta equilibrada rica en micronutrientes, practicar un estilo de vida saludable, y tomar medidas preventivas de vacunación e higiene, son estrategias efectivas para fortalecer el sistema inmunológico. Además, la inclusión de probióticos y la atención a la calidad de las grasas en la dieta pueden mejorar significativamente la respuesta inmunitaria.
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