¿Qué es el SIBO? Cómo afecta el sobrecrecimiento bacteriano

El sobrecrecimiento bacteriano, se caracteriza por un aumento de bacterias en la zona proximal del intestino delgado que supera las 10^5 UFC/ml.

Comprender el SIBO es crucial para la salud digestiva ya que puede provocar una serie de problemas como la alteración de la mucosa intestinal, el deterioro de la función de la barrera intestinal, aumento de la permeabilidad intestinal, malabsorción de carbohidratos, vitaminas, minerales, lípidos y proteínas, así como un aumento de las respuestas inflamatorias. Así mismo, el diagnóstico y tratamiento adecuados del SIBO son esenciales para evitar pruebas innecesarias, tratamientos inadecuados y efectos negativos para la salud del paciente.

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¿Qué es el SIBO?

El SIBO es un síndrome de crecimiento bacteriano en el intestino delgado caracterizado por la presencia de más de 10^5 UFC/ml de bacterias o la colonización por bacterias anormales. Esta afección suele estar infradiagnosticada y se asocia con la disminución de la secreción del ácido gástrico, trastornos de motilidad y enfermedades adquiridas del intestino delgado y las inmunodeficiencias.

En el caso del SIBO se producen una serie de alteraciones en los mecanismos preventivos gastrointestinales, que conllevan a malabsorción, flatulencia, esteatorrea y pérdida de peso debido al aumento en la producción de gases, alteración de las sales biliares o a la osmolaridad del intestino delgado. Así mismo, el crecimiento excesivo de bacterias provoca que la glucosa se descomponga en dióxido de carbono e hidrógeno lo que conlleva a picos anormales en los niveles de hidrógeno.

Causas del SIBO

Algunos de los factores que contribuyen a su desarrollo son:

  • Las cirugías previas pueden provocar una serie de cambios anatómicos en el intestino y promover con ello el crecimiento excesivo de bacterias.
  • El estrés crónico puede conllevar a interrumpir el movimiento normal de las bacterias por el intestino.
  • Y algunas afecciones médicas como la hipoclorhidria, en la que la producción del ácido estomacal es baja se puede crear un entorno adecuado para el crecimiento bacteriano.

Algunos de los factores que pueden conllevar a alterar la flora intestinal son las intervenciones quirúrgicas ya que pueden dar lugar a que se interrumpa el flujo natural de las bacterias y se provoque con ello una mala colonización. Por otro lado, la motilidad reducida dificulta que las bacterias se puedan eliminar lo que hace que se acumulen en el intestino delgado. Y los altos niveles de acidez como es la hipoclorhidria favorecen la proliferación de bacterias en el intestino.

Síntomas del SIBO

Los síntomas comunes del SIBO son:

  • Hinchazón
  • Dolor abdominal
  • Diarrea o estreñimiento
  • Flatulencias y eructos
  • Heces pálidas y esteatorrea
  • Molestias después de comer
  • Síntomas asociados a las deficiencias de micronutrientes como las vitaminas A,D,E,B12, tiamina, nicotinamida y el hierro.
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Además se acompañan con frecuencia con síntomas extra-digestivos:

  • Alteraciones de la piel.
  • Cansancio.
  • Neblina mental.
  • Dolor de cabeza.
  • Problemas musculares.

Estos síntomas, pueden variar según la edad del paciente y afectan a la calidad de vida del mismo causando sobre todo malestar, vergüenza en algunas ocasiones e incluso la interrupción de actividades diarias. La hinchazón y el dolor abdominal pueden conllevar a una disminución del apetito y aislamiento social. La diarrea o el estreñimiento pueden provocar incomodidades en relaciones laborales o sociales. La flatulencia y los eructos pueden ocasionar vergüenza en lugares públicos. Por otro lado, las heces pálidas y la esteatorrea pueden indicar problemas de malabsorción lo que conlleva a déficits nutricionales y pérdida de peso que repercute aún más en la calidad y bienestar del paciente.

Diagnóstico del SIBO

Los métodos empleados para diagnosticar el SIBO incluyen las pruebas de aliento para detectar el crecimiento excesivo de bacterias de forma directa y las pruebas de laboratorio, como la cuantificación del crecimiento bacteriano en los aspirados del intestino delgado. Las pruebas de aliento se realizan con hidrógeno y metano tras la ingesta de lactulosa, lactitol o glucosa. Con respecto a los análisis de laboratorio se realiza un cultivo de aspirado duodenal para obtener el líquido del intestino delgado por endoscopia y hacer un recuento de las UFC, esto en la práctica clínica habitual no se realiza, solo en investigación.

Un diagnóstico adecuado es crucial para iniciar con ello el tratamiento correspondiente y prevenir complicaciones a largo plazo como la malabsorción y las deficiencias nutricionales. En las pruebas de test espirados se considera positivo cuando el hidrógeno está por encima de 20 ppm en cualquier momento del tiempo, y siempre hasta los 90 minutos, tiempo que se usa de corte para considerar que hemos pasado del intestino delgado al grueso, y por ende, dejaría de ser SIBO. En el caso del SIBO de metano o IMO, se mide con el metano y se considera positivo cuando supera 10 ppm antes de los 90 minutos.

Tratamiento para el SIBO

Algunos de los antibióticos recomendados para el SIBO son la ciprofloxacina, el metronidazol o la rifaximina, y la neomicina (según el tipo de SIBO/IMO), que  especialmente se usan para reducir el crecimiento excesivo de bacterias. Además en la práctica clínica, usamos acompañando a estos antibióticos, herbáceos (extractos naturales y aceites esenciales con propiedades antisépticas y antimicrobianas).

Los procinéticos como la Metoclopramida y Domperidona ayudan a mejorar la motilidad intestinalmientras que los cambios en la alimentación como es el seguimiento de una dieta baja en FODMAPs puede conllevar a limitar el crecimiento bacteriano en el intestino delgado  así como ajustar el consumo de fibra, y a negativizar los síntomas más rápidamente y tener mayo confort el paciente.

Los enfoques integradores implican el uso de probióticos para restablecer el equilibrio de la flora intestinal y de terapias complementarias como los prebióticos para apoyar así el tratamiento. Sin embargo, la evidencia es limitada debido a la naturaleza compleja de la etiología del SIBO, y está en debate el momento del uso, la duración,  el tipo de probióticos, etc.

Alimentación y SIBO

Los alimentos que se deben evitar o limitar para controlarlo se encuentran en aquellos que contienen alta cantidad de FODMAPS.

  • Fructosa: Evitar frutas como manzana, peras y miel.
  • Lactosa: Limita los lácteos como la leche, yogurt y queso fresco.
  • Fructanos: Restringir el trigo, cebolla, ajo y ciertos vegetales como espárragos.
  • Galactanos: Reducir legumbres como garbanzos y lentejas.
  • Polialcoholes: Evitar edulcorantes como sorbitol, manitol y algunas frutas como ciruelas y duraznos.

Asimismo, recomendamos:

  • Limitar el consumo de alimentos altos en azúcares y edulcorantes.
  • Restringir el consumo de alimentos ricos en fibra soluble como avena, cebada y vegetales fibrosos así como aquellos enriquecidos con inulina.
  • Evitar el consumo de refrescos y bebidas con gas, así como de alcohol.

Los listados de alimentos ricos o bajos en FODMAPs son muy variados en internet, y es importante que sean manejados por un Dietista-Nutricionista especializado. Nuestro grupo de investigación, publicó una comparación de todos los listados existentes, en la Revista Española de Enfermedades Digestivas, artículo ganador del 2º premio a la mejor publicación de la Revista en 2023.

Seguir una dieta baja en FODMAP puede reducir y controlar los síntomas al reducir la ingesta de los carbohidratos fermentables que pueden promover el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado. Esta dieta se centra en restringir el consumo de alimentos como ciertos cereales, productos lácteos y algunas frutas y verduras para con ello aliviar molestias gastrointestinales y mejorar la salud intestinal.

Prevención del SIBO

Estas son algunas estrategias para prevenir la recurrencia del SIBO:

  • Utilizar procinéticos ya que muestran resultados prometedores a la hora de reducir la probabilidad de que el SIBO regrese.
  • En los casos donde los antibióticos no mejoren los síntomas, explorar diagnósticos alternativos o superpuestos para un tratamiento eficaz.
  • Emplear el uso de probióticos para mejorar la flora intestinal.

La adopción de hábitos de vida saludables, como hacer ejercicio con regularidad, controlar el estrés o dormir lo suficiente, pueden favorecer significativamente la salud intestinal.

Del mismo modo, es recomendable seguir una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en fibra y probióticos para ayudar a mantener un microbioma intestinal saludable y prevenir así la disbiosis que contribuye al desarrollo del SIBO.

Conclusión

En resumen, el SIBO es una afección marcada por una proliferación excesiva de bacterias en el intestino delgado, provocando problemas de malabsorción e inflamación sistémica. Su diagnóstico presenta desafíos debido a la inconstancia de los resultados de las pruebas, comúnmente realizadas a través de análisis de hidrógeno en el aliento. Los factores de riesgo incluyen el envejecimiento, alteraciones en la motilidad intestinal y el uso extensivo de múltiples medicamentos. Por ello, el tratamiento para el SIBO debe ser personalizado, enfocándose tanto en la terapia con antibióticos específicos por periodos cortos como en el apoyo nutricional. Además, la adopción de un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular, manejo del estrés y una dieta balanceada es crucial para minimizar el riesgo de recurrencia de esta condición.

Es crucial consultar a un profesional de salud para obtener asesoramiento y tratamiento personalizados para SIBO. Cada caso es único, y un médico puede adaptar estrategias basadas en los síntomas específicos y necesidades individuales, asegurando una atención segura y eficaz.

En Grupo Cinusa, estamos deseosos de conocer tus experiencias y cualquier pregunta que puedas tener sobre el SIBO. Por ello, te invitamos a unirte a nuestro diálogo sobre salud digestiva.

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Bibliografía

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